sábado, 27 de noviembre de 2010

Día 10 y 11 de Agosto de 2010. Empieza la vuelta

Día 10
Adiós Berlin...Magdeburgo. Quedlinburgo. Hildesheim

Pero antes de partir, toca desayunar...Goslar. Un pueblecito que recomendaba la guía por ser muy bonito. Pero yo no lo recomendaría por eso, sino porque por MUY poco dinero TE PONES HASTA EL CULO A DESAYUNAR. Entramos a una cafetería bastante mona (que se lleno de jubiladAs en dos segundos), donde habia un tarro con cierta "salsa" de color rosa-fresa. ¡Efectivamente, mermelada de fresa, natural, fresa picada con azucar! Hasta solo estaba bueno... nos pedimos un "großes Frühstück" y ¡¡¡joder con el grosses y el fruhstuck como nos pusimos!!!

Y por ese orden visitamos Magdeburgo y Quedlinburgo, con sus respectivos cosos a visitar. Comemos en el ultimo sitio, en un biergarten (para variar), rodeado de avispas (para variar). La noche hoy la pasamos en Hildesheim, un sitio donde la guía dice que esta la casa más bonita. Una casa con mucho detalle en la fachada  a un lado de la plaza...y debajo de ella cenamos, en un restaurante donde con el plato te regalaban un plato de "ensalada, entrante" a elegir... acabamos hasta el culo, entre el platito de antes y el pedazo plato de cena que te ponen. A mi madre que elige costillas, le ponen 3 puñeteros costillares, que no se los come nadie xD

Aunque para mi no era esa la mas bonita sino otra que estaba en otra parte de la plaza, con sus bordes dorados y mil movidas mas.
Cuando volvimos al hotel, nos impacto mucho una tontería que vimos... ¡ habían montado una fiesta temática en un bar, y era una playa! ¡Llenaron todo de arena! xd

Día 11
Último destino alemán: Frankfurt
¡Qué de rascacielos! Es un sinónimo de empresas esta ciudad. En fin, nos bajamos al hotel que estaba en el centro...y a dar una vuelta a ver lo correspondiente. La guía destacaba un barrio por una comida típica... pero como llegamos a ese barrio a las 3, no había NADA abierto. Estuvimos un buen rato deambulando muertos de cansancio y de hambre...hasta que encontramos un señor Paulaner en medio de la nada (bueno, en realidad, al ladito de una iglesia o no sé que era eso)
Tuvimos suerte, pues el plato que nos pedíamos estaba MUY bueno. Ya no solamente el puré de patatas. El Bretzel estaba DE MUERTE.
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No hay mucho que decir de este día. No me gustó mucho la ciudad, vaya...lo bueno es que acabé cenando un heladito (häagen dazs por supuesto) metida en la bañera del hotel... ¡hahahaha! pero me costó lo suyo comprar el helado, pues me tocó entrar a mi sola a la tienda rodeada de jóvenes ingleses de Erasmus borrachos con cervezas en la mano que no hacían más que preguntarme que si estaba rico el helado.

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